Coger un bus en el centro puede ser una odisea, pues camino al paradero se puede encontrar uno con una cantidad de cosas desagradables que uno nunca pensó con toparse y como si fuera poco no es suficiente en la calle sino que también dentro del mismo bus es posible encontrarse a la gente más desconsiderada y abusiva del mundo... Recuerdo un día que me tocó alguien al lado en un Coonatra que tenía explayadas las piernas e invadía mi espacio de la silla... las ganas de "agarrarlo a piñas" eran demasiado tentadoras, no me aguanté y lo que hice (preservando mi integridad física) fue bajarme a cuatro o cinco cuadras de la Universidad... Y vuelvo al tema del odio...
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