No se cuantos de ustedes hayan ido a un motel... bueno, no se pierden de gran cosa, son entretenidos pero no son cosa del otro mundo. Se recomiendan cuando se necesita un rapidito y no hay donde a la hora del almuerzo, cuando no hay donde a ninguna hora, cuando se quiere pasar un rato con alguna persona y no se quiere que nadie lo joda ni lo encuentre a uno... en fin, hay un sinnúmero de posibilidades que hacen de un motel una opción viable. Para los que han ido, saben que en esos lugares "regalan" jabones chiquitos (de ahí la conocida expresión "huele a jabón chiquito"), normalmente son dos, se usa uno de ellos y el otro se lo queda alguno (normalmente me lo quedo yo), aunque no faltarán aquellos que los dejen en el establecimiento, yo me los llevo porque me los "regalaron" (eufemismo por "pagar por ellos") y se los regalo luego a una amiga a manera de souvenir (con una pequeña carga de humor retorcido)... el de la foto resultó en mis manos proveniente de una amiga (con una referencia escrita en él de algún libro de la biblioteca de la Universidad) y aunque no lo necesité, fue un recuerdo ajeno de de alguien que visitó un lugar destinado para hacer cosas no tan santas pero sí muy buenas.
2 comentarios:
Los jabones chiquitos siempre traerán consigo buenas historias, y siempre huelen igual esos hptas
ja ja ja sin palabras
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